Relatos de verano



Hubo una época en la que todo lo que vivíamos era puro, original, nuevo y emocionante. Cualquier pequeña emoción te hacía temblar hasta lo más profundo solo porque era algo desconocido, sobre todo para tu corazón que por mucho que le cuenten hasta que no lo vive por él mismo no sabe de qué va…
Entonces cargados de ingenuidad, ímpetu y también ignorancia nos comíamos el mundo o eso creíamos y construíamos unos valores que considerábamos sagrados y unos vínculos que pensamos serian irrompibles, tan auténticos e intensos que no podían más que durar toda la vida!
Fue el momento de creer que éramos dueños de nuestro destino, que nos comíamos el mundo en cada pequeña aventura, y ya que al final la verdad no existe y la realidad es la vivida por cada uno, así fue.

Con el camino un poco más recorrido te das cuenta que lo vivido con tanta inocencia es algo demasiado subjetivo, que la visión de la vida se va enriqueciendo a medida que el mapa de emociones y sensaciones se va completando y contra más experiencias más te acercas a vivir con la perspectiva adecuada para entender y actuar de manera equilibrada.
Mi espíritu nostálgico me juega a veces malas pasadas añorando vivir sensaciones nuevas, recordando la intensidad con la que aparecían…
Suerte que la realidad aparece para demostrarme lo efímero que es columpiarme en un estado de atontamiento y añoranza y lo efectivo que resulta levantarme e ir al cole a trabajar, reírme con mis alumnos y aprender de ellos algo nuevo cada día , irme a la universidad y seguir esforzándome por mejorar como profesional y quedar con mis amigos y darme cuenta que algunos de aquellos vínculos sagrados se deshicieron lentamente y que permanecen los que nunca se irán, otros incluso volvieron a anudarse.

Quizás lo cierto sea que la experiencia, lo aprendido de la vida me hace más vulnerable a la vez que menos ingenua, el camino te enseña que todo tiene matices y pocas cosas son absolutas ya que nosotros mismos somos distintos cada día. Esa paradoja de aprender para darse cuenta de no saber casi nada….te hace sentir pequeño pero a la vez más real, con los pies mas anclados al suelo. Mi naturaleza permite que siga soñando a pesar de que vuele más bajo, planeando cerquita de la tierra y el mar para no alejarme demasiado de lo real, para no divagar en las fantasías como antes pero con la suficiente altura para seguir persiguiendo pasiones.

Y lo mejor es que no renegamos de nada, que no sentimos arrepentimiento porque todas las fantasías, aventuras, todas las veces que nos tiramos de cabeza y nos entregamos sin reparos nos enseñaron lo amargo de equivocarse y también la felicidad pura…nos enseñaron matices de cada emoción para que con el tiempo podamos reconocerlas y con cautela volver a volar y tirarte esta vez sabiendo donde apuntas y eligiendo si apetece, volver a equivocarse. Porque todo es avanzar, por un camino de una sola dirección y con un solo tiempo real, el ahora.



Imatge: Un conte molt bonic de Anna-Luisa Ramírez i Carmen Ramírez "Així és la vida" que em va ensenyar una companya de viatge imprescindible, l'Ali.

Comentarios

  1. Molt bé!!

    Plena coherencia entre pensamiento y acción. Buen posiciionamiento y mejores perspectivas de futuro, siempre desde el "ahora"


    Petonsssssssss

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares